Los Hermanos de San Juan de Dios de Burgos: «El premio supone un impulso a continuar nuestra labor»

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha sido galardonada esta mañana en Oviedo con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2015. Analizamos con los hermanos de Burgos qué supone este galardón, a la vez que repasamos su presencia asistencial en la ciudad.

 

san juan de Dios Burgos

Los hermanos de San Juan de Dios regentan en Burgos un hospital de ciudados paliativos. Foto: aragonizquierdo.com.

 

La noticia les «ha pillado de sorpresa» y, «casi casi», se han enterado por la prensa. Aún así, la concesión esta misma mañana del premio Princesa de Asturias de la Concordia ha hecho que la comunidad de los Hermanos de San Juan de Dios de Burgos celebrara el galardón «con agradecimiento», ya que este supone el reconocimiento a su «ejemplar labor asistencial desarrollada a lo largo de cinco siglos», tal como detalla el fallo del jurado.

 

Para el hermano Florentino Martínez, superior de la comunidad de Burgos, el premio a la orden hospitalaria supone un «impulso a continuar con su labor humanitaria»; un trabajo que realizan más de mil trescientos hermanos diseminados por los cinco continentes «allí donde hay urgente necesidad». En este sentido, señala que el galardón supone un «reconocimiento global» por el trabajo que hoy realizan los hermanos «con el apoyo de innumerables laicos y voluntarios». Una labor que se remonta a «más de quinientos años» y que con este reconocimiento «se ve ahora apoyado y arropado para que el trabajo siga siendo fecundo en el futuro».

Presencia en Burgos

Fue en enero de 1956 cuando los Hermanos de San Juan de Dios decidieran establecerse en Burgos, haciendo que la red hospitalaria de la ciudad se viera enriquecida con la construcción de una nueva clínica quirúrgica que causó “gran impacto en la población” –tal como recoge la prensa de la época– “por la magnificencia de sus instalaciones”.  La “fuerte demanda y la escasa oferta de servicios sanitarios” en la ciudad y el deseo de “dar a conocer la congregación en una zona rica en vocaciones” hicieron que la orden hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios decidiera construir en Burgos uno de los hospitales más modernos de la época. El Consistorio, dadas “las ventajas que para la ciudad había de tener el hospital”, cedió unos terrenos para su construcción en el paseo de la Isla. Desde entonces, el hospital San Juan de Dios se ha convertido en uno de los centros de referencia en cuidados paliativos en pacientes terminales y un hospital complementario y de apoyo a los otros hospitales para enfermos agudos de la provincia.

 

A lo largo de sus 58 años de existencia, el centro ha atendido a más de 650 pacientes al año. Y lo ha hecho siempre “siguiendo el ideario de los centros sanitarios de la orden hospitalaria de San Juan de Dios”, para que sus pacientes sean “tratados como personas con dignidad” y puedan “alcanzar el mayor grado de bienestar físico, psíquico, espiritual y social a través de una medicina y asistencia integral en los niveles de prevención, curación y rehabilitación”. Así lo recoge el “manual de acogida” del centro, cuyos puntos esenciales repite de memoria Florentino Martínez, subdirector gerente del hospital, una tarea que no le es extraña, ya que de 1971 a 1974, fue también director del mismo. Es enfermero, fisioterapeuta y máster en dirección y gestión de hospitales. Este burgalés, nacido en Atapuerca, decidió entrar en la congregación –que está presente en 51 países y cuenta con casi 1.300 hermanos- movido por el deseo de ayudar a los demás desde el campo de la salud y ha trabajado con la orden en Burgos, Buenos Aires, Madrid, León y, desde hace cuatro años, de nuevo en Burgos.

 

De su experiencia y trabajo en el centro sanitario afirma con rotundidad que “no es un hospital cualquiera”. Y lo dice no sólo porque “el paciente y los tratamientos son distintos” –no olvidemos que muchos de ellos son enfermos terminales y precisan cuidados paliativos-, sino porque la filosofía que desean reflejar en el acompañamiento del enfermo también lo es. Detrás del hospital, cuatro hermanos de San Juan de Dios vigilan para que se mantengan en el cuidado al paciente las directrices que marcó el santo de origen portugués. Dos de ellos son trabajadores y los otros dos realizan –junto con la colaboración de una treintena de voluntarios- labores de visita y acompañamiento a los enfermos. Entre todos hacen que “la calidad, el respeto, la responsabilidad y la hospitalidad” sean las máximas que se reflejen en su modo de construir la sanidad, sin olivar nunca el prisma desde el que deben hacerlo: “el humanismo cristiano”.

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