Una ponencia dedicada al acompañamiento de familiares de enfermos
La delegación de pastoral de la salud ha organizado para esta tarde (17:30 horas) en la Casa de la Iglesia una ponencia que, con el título «Acompañar a la familia en la enfermedad», quiere poner la mirada en la realidad que sufren las familias con un miembro enfermo a su cargo y cómo ayudar desde fuera a hacerles más llevadera esta situación.
Según Feli Pozo, delegada diocesana de pastoral de la salud, este tema parte de la campaña del enfermo, que comenzó el pasado 11 de febrero a nivel nacional. «Se inició con el pasaje evangélico que describe el momento en que Jesús crucificado se dirige a su madre, María, que está a los pies de la cruz, y a su discípulo con las palabras «ahí tienes a tu madre» y «ahí tienes a tu hijo». El papa entiende que con estas palabras empieza María su acompañamiento a la Iglesia inicial, un acompañamiento que ha ido prolongándose hasta hoy». Y así, este pasaje ha inspirado este tema, que destaca la importancia de atender a las familias que cuidan de un enfermo y que no vivan esto en soledad. «Las familias pasan un calvario personal en esta situación, por eso necesitan acompañamiento y atención. Habitualmente, en este escenario quien más protagonismo tiene es el enfermo, al fin y al cabo es el que ve comprometida su salud, pero no cabe duda de que los familiares que le cuidan lo pasan realmente mal».
De este modo, la ponencia va dirigida a estas personas, a quienes están en contacto con la realidad del dolor de un enfermo en su entorno familiar, y también para aquellos que quieran caer en la cuenta de las dificultades que viven estas familias comprometidas, heroicas y llenas de cariño, «para que nuestro acompañamiento pastoral no se quede solo en el enfermo sino que también englobemos a su entorno», explica Pozo.
El enfoque comenzará con un llamamiento a la sensibilidad hacia las necesidades de la familia. También se analizarán los factores comunes que irrumpen cuando la enfermedad llega a una familia: «Los ritmos de vida se ven alterados, y además existe la necesidad de que el enfermo se sienta lo más acompañado y atendido posible. Esto parece básico, pero lo cierto es que entran en conflicto una serie de realidades, y es que todo se ve dificultado según quién es el que enferma (no es lo mismo que enferme el abuelo a que sea un hijo o el padre o la madre), el número de miembros que hay en la familia y que por lo tanto pueden aportar ayuda, la cultura con la que cuentan, los recursos económicos, la comunicación entre ellos… Esta situación comprende además de varias fases: de negación («esto no me puede estar pasando a mí»), el enfado (contra el enfermo porque se puede pensar que no se ha cuidado, contra el mundo que le rodea, y también contra Dios), y también miedo («¿sabré hacer lo adecuado?»). También se valorará como afecta según la enfermedad padecida, ya que las familias que atienden a un enfermo crónico, un hijo autista, con una enfermedad rara o con alteraciones psicológicas necesitan una atención más continuada y mucha compresión, ya que se trata de enfermedades o dolencias que no curan y suponen una tremenda carga por lo invalidante que resulta. Estas familias necesitan unos cuidados especiales, y sobre todo ello se tratará en esta ponencia.