El Archivo Diocesano: Historia al servicio de la sociedad

Matías Vicario y José Luis Esteban nos acompañan en una visita guiada por sus modernas instalaciones, que solo en 2019 acogieron a más de 2.300 usuarios.
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Día tras día, numerosas personas tienen una cita para entrar en el Archivo Diocesano de Burgos. Allí esperan encontrar pistas, datos, nombres y apellidos de sus antepasados para así poder completar el árbol genealógico o para realizar algún trabajo concreto que precise referencias históricas que solo aquí pueden encontrarse. Desde que comenzó la andadura del nuevo Archivo hace seis años, no ha cesado el trabajo de este departamento –considerado uno de los tres mejores de Castilla y León– de cara al público.

 

Al frente de este lugar están los archiveros Matías Vicario Santamaría y José Luis Esteban Vallejo, quienes aportan algunos datos sobre las actividades que aquí se realizan. Para empezar, hay dos fondos: por una parte está la sección que surge a partir de la actividad pastoral de la diócesis, dirigida y presidida por el arzobispo. Hay bulas de Papas, documentos de los obispos de la Conferencia Episcopal, patrimonio cultural, documentos sobre órdenes religiosas, etc. Uno de los documentos que se pueden encontrar en esta sección es un privilegio rodado de 1315 de Alfonso XI, en el que concede privilegios al hospital del Emperador.

 

Después está la sección de fondos parroquiales, que es una de las mejores y más completas de España: «En estos momentos se hallan recogidos en esta sección 1.145 archivos parroquiales de hasta hace 100 años, y faltan por recoger 18». A su vez, estos están compuestos por 60.000 volúmenes, en los que se hallan partidas de bautismos, confirmaciones, matrimonios, defunciones, cofradías, testamentos, etc. El documento más antiguo que se conserva en esta sección es el acta fundacional del monasterio de San Salvador de Oña de 1011, mientras que la partida de bautismo más antigua data de 1494 y proviene de la parroquia de Nofuentes.

 

Pero en los libros que aguardan en las estanterías del archivo no solo se pueden encontrar datos y fechas, sino que dan testimonio de miles de curiosidades y anécdotas. En ellos, se reflejan en numerosas ocasiones las costumbres de cada época, el mazazo que podía causar una epidemia en un pueblo y el gran número de bajas que dejaban detrás de sí, las relaciones entre vecinos o con el párroco de cada localidad, pero sobre todo, se manifiesta la fe de nuestros antepasados y el paso de Dios por la Historia. Todo ello queda recogido en los documentos, aportando una riqueza histórica que no tiene precio.

 

Instalaciones modernas

 

Y hablando de historia, el propio Archivo también tiene la suya, que se remonta a 1068, fecha en la que se instituyó la diócesis de Burgos y comenzó el trabajo de almacenamiento de toda la documentación que se generaba. A lo largo de los siglos, ha pasado por alguna que otra incidencia, como por ejemplo el incendio que sufrió en 1812 durante la estancia de las tropas francesas y que provocó la pérdida insalvable de un gran volumen de documentos. También hay que señalar que ha pasado por diferentes emplazamientos, ya que ha estado ubicado en la Catedral, en el antiguo Palacio Arzobispal (donde estuvo hasta 1982) y en la Casa Episcopal, donde permaneció hasta 2014. Es en esta fecha cuando se termina la construcción y acondicionamiento del Archivo tal y como lo conocemos hoy, ubicado en un extremo del edificio que acoge a la Facultad de Teología.

 

En esta sede, inaugurada en 2014, unas modernas instalaciones protegen los legajos y demás papeles contra incendios, inundaciones, robos; y cuenta además con la regulación de temperatura y humedad para que éstas no afecten a los documentos aquí custodiados.

 

Numerosos servicios

 

El Archivo no solo atiende a los usuarios que allí se presentan. También están los investigadores que envían sus peticiones y que llegan a diario por correspondencia postal o por correo electrónico y en la que se solicita consultas, información, encargos de partidas, búsqueda y envío de las mismas, etc. También son numerosas las llamadas telefónicas en este sentido cada día o pidiendo información. En cuanto a las cartas recibidas, proceden especialmente de Cuba y otros países iberoamericanos que solicitan documentación de sus antepasados para poder obtener la nacionalidad española.

 

Por otra parte, hay un servicio de reproducción de documentos y, gracias al voluntariado, hay un servicio de búsquedas de partidas sacramentales para hacer genealogías. «Un servicio que se hace en pocos archivos diocesanos de España, si es que hay alguno donde se dé», matiza Esteban Vallejo. Entre los servicios que se ofrecen, también está la posibilidad de una visita guiada en grupos, donde pueden ver las instalaciones y conocer la naturaleza, historia, contenidos y funcionamiento del Archivo. También pueden darse algunas visitas a particulares. Estas visitas pueden acceder a la Sala de Exposiciones que guarda diversos objetos y curiosidades que se han obtenido en diversos puntos de la diócesis.

 

Además, los servicios al público seguirán aumentando en los próximos meses. Está muy avanzado el proceso de digitalización de toda la documentación de la sección de los archivos parroquiales, y se está estudiando el sistema de poner a disposición de estudiosos e investigadores esta rica documentación una vez que el proceso de digitalización haya concluido. También se siguen catalogando nuevos fondos de la sección del Archivo diocesano y de la sección de fondos parroquiales para ampliar el campo de la investigación. Por otra parte, el Archivo dispone de una pequeña biblioteca auxiliar que se está ampliando con las publicaciones propias del Archivo y de otros autores que depositan sus trabajos realizados sobre la documentación del mismo, fruto de sus investigaciones.

 

Servicio y deber

 

El Archivo atendió al año pasado a 2.386 los usuarios o investigadores, y de todos ellos, 58 han obtenido el carnet de investigadores. Solo el año pasado se llegaron a realizar 5.966 pedidos o consultas, especialmente de la sección de archivos parroquiales. Tal y como cuenta José Luis Esteban Vallejo, «cada uno de los usuarios o investigadores, cuando llega por primera vez al Archivo, es acogido, se le saluda, se le informa en una entrevista personal sobre deseos, decálogo de normas de funcionamiento, impresos a cumplimentar y se le enseña cómo se hacen los pedidos». A cada usuario se le da la posibilidad de poder acceder a cinco consultas diarias y son doce las plazas que se ponen a su disposición. La mayor parte de estos usuarios proceden de Burgos, pero también son frecuentes de otras provincias de España e, incluso, de otros países como Francia, Estados Unidos o países hispanoamericanos. Todos ellos se encontrarán con un servicio que considera que todo el mundo tiene derecho acceder a la Historia, y asume el deber de pasar a las siguientes generaciones el testimonio de los antepasados.

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