A principios del siglo X la iglesia de San Andrés permanece ligada sucesivamente a los monasterios de San Pedro de Arlanza y de Las Huelgas y posteriormente formará parte de las tierras solariegas de Doña Blanca, dentro de la merindad de Santo Domingo de Silos.
La iglesia es una de las más típicas del románico del Esgueva, aunque haya sufrido las trasformaciones propias de un edificio vivo. Tiene una planta basilical o de una sola nave, con dos capillas laterales a modo de crucero, y fue levantada a finales del siglo XII.
La portada se puede considerar como singular en el románico del valle Esgueva, bajo el clásico tejaroz, se abre un arco de medio punto más abocinado de lo normal entre las de su entorno, con seis arquivoltas muy señaladas, enmarcadas por una moldura exterior con adornos en forma de dientes de sierra muy bien labrados y sustentadas por doce columnas bien proporcionadas.
El ábside es muy sencillo, sigue los patrones del románico pero sin las clásicas divisiones por columnas entregas. Tras el cuarto de esfera que cubre el ábside, vemos una bóveda de cañón, sostenida por arcos fajones que se apoyan en columna simples.