En la cuenca del Arlanzón alto, el Aslançon, como emparentado del río Arlanza, ya desde el siglo diez, se desarrollaron varias iglesias románicas por influencia, sin duda, del santuario de San Juan de Ortega. En este caso, la antigua iglesia románica, dedicada a San Miguel Arcángel, y construida en muy buena sillería de color rosáceo típico de esta zona, aunque conserva el ábside característico con columnas, ventanales tapiados, canes historiados y el muro norte con canes, recibió cambios posteriores góticos y renacentistas. Es iglesia destacable por su arquitectura, tanto exterior como interiormente. Tiene torre cuadrada esbelta y a sus pies, se alberga su doble portada románica, enterrada o hundida, con fustes, capiteles de flora y fauna, figuras y archivoltas lisas, formando un buen pórtico de entrada. Dentro presenta planta de una nave y capilla lateral con columnas, arcos y bóvedas de cañón, en cabecera, y de crucería estrellada, en el resto.
La pila es de copa lisa un tanto hundida. El retablo mayor es barroco salomónico, de Lorenzo Vélez y Felipe del Castillo, en 1684, con imagen de San Miguel Arcángel, San Pedro, San Pablo y Calvario; relieves de San Miguel y San Gabriel. Otro clasicista, procedente de la abadía de Foncea, de Virgen con Niño, Asunción y relieves de la Anunciación en dos tablas, Nacimiento y Reyes Magos. En otros dos neoclásicos, una Santa Casilda mora, un San José con Niño y Niño de la bola vestido.
Aparte, Cristo con cruz a cuestas, Crucificado de cofradía, Dolorosa vestida, San Roque y San Miguel. Destaca el coro con sus cresterías renacentistas con bóveda estrellada, arco rebajado y antepecho afiligranado en el coro alto. Buena sacristía con cajonería de dos cuerpos y testero. Y casulla con bordados en oro, del s. XVI. Tenebrario de madera.