Destaca la imponente fábrica del templo parroquial, por su esbelta torre cuadrada, rematada de gárgolas, bolas y chapitel; un ábside rectangular de sillería lisa; y, portada clasicista de dintel moldurado, pilastrones, hornacina con imagen de San Miguel, arco de pórtico y frontón partido rematado de bolas y cruz.
El templo es clasicista, con reminiscencias góticas, de tres naves y crucero, con columnas cuadradas, cornisa corrida, arcos, bóvedas de yesos moldurados, cúpula con pechinas, adornos y grecas, ventanas y capulín. La pila es gótica. El retablo mayor es neoclásico, de Alberto García Pintado, 1796, dedicado a San Miguel Arcángel. Tres retablos clasicistas. Otro retablo barroco del s. XVI. No lejos de la villa, se levanta la devota ermita del Padre Eterno, presidida por espadaña de dos cuerpos, con remate de cruz y bolas; la portada es barroca con decoración rococó y hornacina con Padre Eterno. El templo es clasicista con planta de cruz latina. El retablo mayor es barroco rococó construido en 1719.